jueves, 29 de julio de 2010

El Moncayo.

En el macizo del Moncayo se encuentra el techo de la cordillera Ibérica. El Pico de San Miguel, la cumbre más elevada, forma la proa de un gran bloque montañoso que incrementa su volumen de Sureste a Noroeste. La vertiente occidental, soriana, pertenece administrativamente a la Comunidad Autónoma de Castilla León. Las vertientes nordeste y sur pertenecen a la provincia de Zaragoza y, en consecuencia, a la comunidad aragonesa. El Parque Natural del Moncayo, que representa la parte más interesante de la sierra, pertenece íntegramente a Aragón.

El característico perfil del Moncayo contempla a las comunidades de Aragón, La Rioja, Castilla León y Navarra. Pero a pesar de ser un punto de referencia para todas ellas, el Moncayo sigue siendo un gran desconocido.

Su aislamiento con respecto a otras montañas, su simplicidad morfológica y su situación fronteriza marcan la vida de flora y fauna y convierten a estas más de 10.000 hectáreas en lo que muchos especialistas califican como un gran laboratorio de la naturaleza.

En el ascenso hacia su cumbre, el Pico de San Miguel, de 2.315 metros de altitud, el camino ofrece a los visitantes una gran variedad de paisajes que aseguran el disfrute de la naturaleza tanto para deportistas como para familias. Los carrascales y encinares ascienden hasta los casi 1.000 metros, donde se encuentra el Centro de Interpretación de Agramonte, y rodean poblaciones marcadas los aprovechamientos tradicionales de la naturaleza, como Lituénigo, Trasmoz, Vera o Añón.

En estos espacios es fácil encontrar aves como las currucas y carrasqueras o rapaces como el águila culebrera, el gavilán, el cernícalo vulgar o el búho chico. También mamíferos, como la comadreja, el zorro o la gineta, así como numerosos reptiles. A partir de esta altitud, y hasta los casi 2.000 metros, se encuentran los bosques distribuidos en comunidades dependiendo de la altura y la temperatura del terreno.

Así, si se sigue el ascenso, se descubren los bosques de rebollos con majuelos, brezos, genistas, jaras y retamas. En el Monte de la Mata, al noroeste, hay un bosque de robledal de carácter siberiano y un gran interés botánico. En él habitan aves como petirrojos y herrerillos, además de rapaces como el ratonero, el halcón abejero y el cárabo. Otros animales mamíferos como el corzo, el jabalí o los topillos también viven en estos bosques

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